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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Capítulo XIX: Casos increíbles

En la sala de espera, si bien llevo un libro para pasar las horas y tratar de no involucrarme con los pacientes que en la mayoría de los casos presentan enfermedades muy graves, quizás sea egoísmo, pero me afectan profundamente sobre todo si se trata de personas jóvenes que aún no han vivido lo suficiente como para tener que estar afrontando tantas dificultades, es inevitable escuchar algunos casos que podemos considerar asombrosos.
A veces se da la charla, como me ocurrió con una mujer de unos 69 años, que me decía que el Dr. Blajman tenía a veces un pésimo humor, que en una oportunidad le levantó la voz, haciéndola llorar, se ofendió y decidió ir a otro oncólogo, al tiempo se dio cuenta que no había sido buena idea y regreso a él, me dijo .. cual perro arrepentido. En principio a ella se le inflamó un ganglio debajo del brazo, fue a un médico que le medicó antiinflamatorios, durante muuucho tiempo, descartando otras enfermedades. El ganglio tenía gran dimensión, pero ella estaba muy tranquila y confiada. Una amiga la invita a ir del padre Ignacio, quien al verla le da una medallita tocando su axila, le dice que tiene cáncer, muy sorprendida y llorando retorna a Santa Fe decidida a ver otro profesional. Luego la Dra. Felagio la opera y le dice que es cáncer del sistema linfático, sufre una angustia horrible, a los pocos días el anatomo-patólogo le avisa que para él no es linfático sino cáncer de mama, cosa que por otra parte era visible en la mamografía pero que la Dra. no había considerado. Según ella esta doctora dice que opera pero el que interviene es otro profesional, el Dr. Gastaldo, que a ella su familia la vio muy producida, llena de joyas y al otro médico lo vieron totalmente transpirado en el momento posterior a la cirugía. Luego de esto decide ir a ver al Dr. Blajman, quien al ver los estudios le asegura que se trataba de cáncer de mama, que su experiencia era concluyente, le hace QT y luego de 7 años la Sra. está en perfecto estado. Aún luego de este testimonio, me cuesta creer en el padre Ignacio, pienso que tiene un gran poder de observación, mucha experiencia y habrá signos que observa en las personas, que le permiten deducir las enfermedades, de cualquier forma creo que si las personas creen en él, esa fe les ayudará a tener mejor ánimo para afrontar sus crueles padecimientos. Me preocuparía que por sus creencias las personas dejaran de tratarse con la medicina tradicional. Fomentar eso es sencillamente criminal.
Otro caso sorprendente: Mientras aguardaba en la sala de Radioterapia conversé con una mujer, me contó con alegría que ya había pasado la QT, me relató que el óncologo que la atendía en Rafaela le negaba rotundamente que los síntomas como prurito, ampollas, dolor de huesos, descompostura general fueran producto de las drogas, sostenía que no tenían nada que ver con su tratamiento, esta mujer se daba cuenta que le mentía, pero no salía de su asombro, yo no comprendo que estrategia usaba ese profesional para engañar de esa manera a una paciente y que fin perseguía, ante casos así pienso que debió existir alguna razón lógica para engañarla, pero imagino el desconcierto de esa mujer imaginando que extrañas enfermedades la estaban persiguiendo.
Y otro: Una paciente con la que compartimos las sesiones de radioterapia me contó que ella se hacía los controles de rutina cuando le detectaron en el 2009 un tumor de 1,2 cm en su mama, fue a Rosario para una segunda consulta y el especialista de allí, Dr. Alvarado Gardiol le pidió los estudios anteriores, del 2008 y le señaló que ya en esa mamografía tenía el tumor, ella no podía entender como los tres expertos que vieron los estudios no detectaron el cáncer y en cambio el Dr. de más de 80 años de Rosario fue capaz de observarlo, me decía que quedó perpleja y le recorrió un frío en todo el cuerpo cuando éste le señaló la imagen. Seguidamente fue al instituto de Blajman para hacer la QT, la atendió la Dra. Roxana quien le aconsejó una QT suave , pero ella le dijo que tenía tres hijos que criar y que no pensaba morir, que quería la QT más fuerte, según sus conocimientos, me decía, la más suave no evita recidivas, la Dra. consultó con el Dr. Blajman quien determinó que le hicieran la más fuerte. Me sorprendió su fortaleza y convicción cuando me decía que no pensaba morir por unos 15 años, al menos hasta que sus hijos ya fueran adultos, me pareció una madraza en todo el sentido de la palabra.