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miércoles, 14 de julio de 2010

Capítulo X: Recurriendo a la Psicóloga

Luego de la segunda sesión de QT, me sentía bastante mal físicamente, pero peor era mi estado anímico, le pedí al Dr. Blajman que me indicara una terapeuta que me ayudara a sobrellevar mis problemas sicológicos, me expreso que podía ayudarme una profesional que trabaja en el Instituto, Selva, así es que pedí turno con ella y por primera vez en mi vida fui a una consulta con una psicóloga. Me resultó muy agradable, le conté los más sintéticamente posible mis problemas vinculados al cáncer y las tramitaciones que exigieron de mi parte, le expresé que sentía impotencia y descreimiento, que me provocaba cierto grado de angustia, desasosiego no poder confiar en las personas que manejan los procedimientos del mundo del cáncer, desde empleados, médicos, técnicos, etc. Para Selva era lógico que me sintiera así, me preguntó si hacía algo para vencer esos sentimientos, que para ella eran absolutamente normales, dadas las condiciones por las que tuve que atravesar. Le dije que a partir de mi enfermedad había cambiado en mí muchos conceptos, que ingresé a una etapa de replantear mucha situaciones en mi vida, que había golpeado muy fuertemente en mis sentimientos, también me afectó algo que me dijera mi hijo: “mamá el tumor fue una forma que encontró la naturaleza de alertarte que debías dejar de pensar en los demás y ocuparte de vos”. En verdad creo que tiene mucha razón, no me parece que sea correcto adjudicar culpas a nadie, solamente yo he sido la responsable de abandonarme en muchos aspectos, tomé con exagerada responsabilidad las tareas que exigen atender una familia, el trabajo, la casa, en fin todo lo que hace a un hogar que siempre debe ser compartido en partes iguales por los esposos, solamente por mi exclusiva culpa cargué sobre mis hombros con todas las responsabilidades. Durante más de 24 años, viviendo en un barrio muy alejado, debí encargarme de los traslados de los chicos a la escuela, Institutos de inglés, clases de gimnasia, Club de Regatas, reuniones escolares de equipo, reuniones sociales, clases de natación, visitas médicas, compras de todo tipo, etc, solamente me salve de catequesis porque no le dimos formación religiosa a nuestros hijos. Durante años sentí que además de mi trabajo manejaba un remis. Además de sobrellevar el mantenimiento de la casa y los autos.
Le expliqué a Selva que había decidido dedicarme a hacer las cosas que me gustaran, leer, escuchar música, ir al cine, salir a caminar, visitar a mis amigas, aún si para cumplir con eso, debía pagar para que cuiden a mi madre.
De todo eso lo que más me gusta es la música, es maravillosa, me atrapan tantos y diferentes formas musicales de expresión, que jamás terminaré de conocer, de acuerdo a mi estado de ánimo me gusta el Blue, a la cabeza Eric Clapton, BB King, me gusta el Rock, internacional y nuestro, el Rock sinfónico, Pink Floyd, Yes, Peter Gabriel, Sting, U2 (Bono me apasiona), Joan Manuel Serrat (soy fanática de él), Caetano, Milton, Silvio Rodríguez, León Gieco (me parece un tipo muy solidario y coherente), me agradan grupos más modernos como Pearl Jam, comparto la música con mi hija Mar, ella es una estudiosa de cada grupo que le atrae, conoce la letra, los integrantes, su historia, etc., para mi compartir música o películas con las personas que aprecio me produce un inmenso placer, comentar con mis hijos sobre actores, guiones, sus actuaciones es maravilloso, por ejemplo con Mar fuimos a ver “El secreto de sus ojos” y le sugerimos a Mau que fuera, cuando regresó tenía un entusiasmo increíble y se jugaba a que ganaría el Oscar a la mejor película extranjera, nunca pensé que nos gustara tanto una película nacional, grande fue mi sorpresa con la actuación de Francella, que no era de mis artistas favoritos para nada, en fin realmente creo que ver o escuchar los hechos culturales en forma solitaria es menos conmovedor.
Mi enfermedad me llevó también a tomar la decisión de suspender mis estudios, debía preparar una materia, Lenguaje Java y la tesis para terminar la Licenciatura en Sistema, es una carrera muy interesante vinculada a mi profesión, que la hice con mucho gusto, aprendí mucho sobre Auditorias, Normativas Legales, Gestión de empresas, temas relacionados con la informática, siempre tuve la idea que es vital actualizarse permanentemente, para eso cuando la provincia dejó de tener políticas para capacitar a su personal, y dado que mi hijos eran lo suficientemente independientes, decidí emprender los estudios en forma académica, primero una carrera en la Facultad de Ciencias Hídricas, de Diseño multimedia para desarrollo Web y luego la Licenciatura en la Universidad Católica (debo reconocer que para ingresar en ésta debí expresar en forma escrita mi acentuado convencimiento religiosos, fue absolutamente hipócrita de mi parte, pero reconocer mi ateísmo me hubiese llevado meses de trámites y discusiones que no estaba dispuesta a padecer, puedo decir que durante todo un día fui la más devota de las creyentes). Suspender estos estudios no los vivo como un fracaso, a diferencia de mi abandono de la Facultad de Bioquímica, faltándome 10 materias, cuando en mi juventud decidí darle prioridad a mi carrera laboral, hacíamos cursos permanentemente, éramos examinados rigurosamente y sumado a eso la Facultad no contemplaba horarios especiales para quienes trabajábamos. Hasta hoy me pregunto si me equivoqué con aquella decisión.
Por supuesto que de estos temas del pasado no he conversado con la Psicóloga, a lo mejor por eso, luego de la segunda consulta, me dio el alta aseverando que no veía en mí ninguna enfermedad de características psicológicas que tuviera que tratar.