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domingo, 11 de julio de 2010

Capítulo VII: Primera sesión de Quimioterapia

Aún creía posible que debía seguir con mis actividades rutinarias, me parecía que cuanto menos pensara en el tratamiento sería mejor, mi idea era tratar de tener toda la predisposición posible para no padecer los efectos adversos que conocía podían provocarme las drogas.
En todo este tiempo estuve tan ocupada que nunca me detuve a pensar en la enfermedad en sí, en que expectativa y calidad de vida podría tener, mis inquietudes siempre necesitan respuestas concretas y racionales, pero nada más alejado de esos conceptos las respuestas que pueden darme. En el tema de la salud todo es variable, depende de cada organismo, de mi mente, del tipo de cáncer, partiendo de la base que desconozco que cosa me produjo esto, las evaluaciones que se pueden hacer son escasas. Hay un componente genético, en otros países se investiga si hay genes llamados BRCA1 y 2 (breast cáncer 1 y 2) que indican la posibilidad de heredarlo, le pregunté a la Dra. Roxana y me dijo que en Argentina no se realizaba ese estudio, presumo que por razones económicas. Para mí todo eso es lo más difícil de sobrellevar. Debería verlo positivamente, al no tener saber nada con seguridad y precisión podría estimar que todo será mejor, que el cáncer puede curarse y no hacer recidiva.
Mi primera sesión fue toda una experiencia, estrené el catéter con bastante éxito, la enfermera en un principio no lo encontraba y me pinchó varias veces, pero luego le indiqué que lo sentía debajo de la cicatriz, ella me pinchaba sobre la herida, eso la ubicó y pudo encontrar la vía. Primero pasan las drogas que evitan náuseas o vómitos, luego Moni, la enfermera se puso un delantal, guantes y barbijo, parecía que emprendería un viaje intergaláctico, creo que es por el peligro de salpicarse con la droga de color rojo intenso, alguna de ellas provoca necrosis del tejido afectado. Luego de la primer hora mi estado empeoraba, pero la descompostura me parece que era más por mis miedos que por las drogas. Sí, soy bastante pusilánime. Durante las tres horas de sesión debí ir al baño dos veces, es increíble pero a los poco minutos ya se elimina en orina el color y olor de la droga roja.
Al terminar me sentía con náuseas y mareada, por suerte mi hija Mar me busco para llevarme a casa, la verdad es que no estaba en condiciones de manejar.
Durante los cuatro días siguientes no pude estar alejada del baño, vómitos, náuseas, diarrea, dolor de cabeza, repulsión a todo tipo de aroma y prurito son los síntomas más fuertes. Debo ser sincera, no son tan difíciles de sobrellevar, si evaluamos que es para curar una enfermedad tan seria, vale bancarse las molestias.
En cuanto pude me reintegré a mi tareas, me sentía muy bien, solo que a los 8 días se me empezó a caer el cabello, de todos los síntomas era el que menos me importaba, claro, nunca me había pasado, pero estar en el escritorio y ver como cae el cabello, cubriendo el teclado de la PC, es muy desagradable.
Anticipadamente había concurrido de una peluquera experta en pacientes que hacen QT, para encargar una peluca, te toman las medidas de la cabeza y muestras del cabello para hacer algo similar. Esta peluquería me la recomendó en la sala de espera una paciente que aguardaba ser atendida por el gran César.
Las conversaciones de la Sala de espera son alucinantes, el 80 % refiere a las enfermedades padecidas, intercambio de síntomas y secretos para sobrellevarlos, medicinas alternativas, algunas hasta resultan esotéricas, visitas al gauchito Gil, Padre Ignacio, Dr. Crescenti, aloe con sus mágicos atributos, hasta escuche recomendar comer gorgojos vivos, por lo general llevo un libro para leer y no participar de las charlas, no solo porque soy muy incrédula, sino para no ofender a nadie teniendo que decirle ¡Déjate de joderrrr! Lo más divertido fue una señora diciendo ¡Lo único que nos faltaba, justo nosotros, tener que ver esto! Se refería a una nota, en el TV de la sala, que mostraba con lujo de detalles diferentes cementerios. Sin duda asumía que todos los presentes estábamos muy cerca de conseguir alojamiento allí.
Cuando vi que la caída del cabello era muy rápida y molesta, fui a la peluquería a raparme para que me colocaran la peluca, me acompañó Mau. Realmente me provocó un shock importante todo eso. Primero, no me conocía pelada, descubrí que la naturaleza tampoco me regalo una cabeza con la forma que quisiera tener (sigue en deuda conmigo la madre natura) tipo Sinéad O'Connor, cantante que decidió raparse por motivos religiosos y quedó mucho más bonita, me acuerdo de una canción llamada Nothing Compares, se puede ver en YouTube. La peluca es un artefacto que provoca mucho calor y aunque me la adhirieron con un pegamento siempre sentí la sensación que se saldría de un momento a otro con cada movimiento. Tampoco pude dormir con ella. Decidí usar pañuelos en la cabeza, pareciendo una originaria de Arabia Saudita. Como convivo con mi madre, para que ella no me viera calva pudiendo sospechar algo sobre mi estado de salud, usaba permanentemente un pañuelo realizado a medida, con cabello natural, son extensiones cocidas al pañuelo, simulando flequillo y unas más largas a los costados para cubrir un poco la zona de las orejas. De cualquier manera ella siempre me hacía comentarios sobre porque no liberaba mi cabello, que no podía tenerlo siempre recogido, etc. Una de las mil veces que me señalo su molestia al respecto, le dije que estaba haciendo un tratamiento contra los piojos, que no quería contagiar a nadie y por eso me cubría la cabeza. Lo más cómico fue que en una oportunidad olvidé ponerme el pañuelo y concurrí a su llamado, la cara de sorpresa al verme me hizo dar cuenta que algo malo pasaba, huí despavorida y regresé con el pañuelo, creo que ya había olvidado el incidente, o bien disimuló muy bien, recordemos que tiene 92 años.
Muchos de los fármacos de quimioterapia interrumpen de manera temporal la división celular, especialmente de las células que se dividen rápidamente. Las células sanguíneas (los hematíes o eritrocitos, los leucocitos y las plaquetas) se producen en la médula ósea. Estas células sanguíneas se dividen rápidamente. La quimioterapia puede provocar un descenso en el recuento de células sanguíneas, lo que aumenta la posibilidad de padecer diversos síntomas. Los síntomas que sentía, creo que debido a esto, eran un enorme decaimiento y fatiga, no tenía deseos de hacer nada.
Por este motivo cada sesión de QT requiere que un día antes nos hagamos análisis de sangre para comprobar la cantidad de glóbulos, si son muy bajos se suspenderá la próxima sesión de QT.
Justamente me paso que luego de la primer sesión, cuando me disponía a tener la segunda, me obligaron a suspenderla una semana. En ese momento decidí no ir más a trabajar, no solo porque me sentía con cierto grado de debilidad sino porque el estrés propio del trabajo no me ayudaría en nada con el tratamiento, demorándolo demasiado.
Luego de cada Sesión, a los 10 días debemos controlarnos con el oncólogo, quien nos hace una nueva receta con las drogas para la siguiente. Esa receta la llevamos a la farmacia, ésta la autoriza on line con la Obra Social, quien se encarga de conseguir los remedios en las Droguerías, las Drogas son enviadas finalmente a la Farmacia que nos avisa cuando llegan para retirarlas y el día de la sesión las llevamos a la institución. Al menos así es la historia con Iapos. Esto lo explique anteriormente, pero necesito insistir porque lo tenemos que hacer en cada ocasión.
Puedo decir que la 2da, 3era y cuarta sesión no tuvieron variantes, creo que lo más difícil de sobrellevar es el día antes de la QT que asumimos que debemos inexorablemente ir a conectarnos tres horas para recibir drogas que nos envenenan el cuerpo y vomitaremos durante cuatro días sin cesar.
En principio el oncólogo que me atiende, mencionó que debía someterme a 4 sesiones de QT y que luego haríamos estudios y definiría como seguir, siendo la radioterapia imposible de evitar.
Cada consulta con el Dr. Blajman implica aguardar 6 a 7 horas, por ejemplo un turno de las 20 hs. implicará que seremos atendidos a las 2 de la mañana aproximadamente. Vi en algunos casos a esa hora la sala de espera con 6 o 7 pacientes aún. Las discusiones en la sala son asombrosas, se detectan tres grupos de personas, uno constituido por los pacientes primerizos que no pueden entender tanta demora, el segundo grupo que defiende al Dr. de los ataques explicando que atiende en el Hospital a la mañana, en un Sanatorio de Santo Tomé a las siesta y que las demoras son provocadas por las personas que vienen sin tuuurnooooo, (palo para los que no cumplieron tal requisito y además se fastidian), y el tercer grupo, en el que me incluyo, los que tratan de no participar, por ejemplo leyendo un libro.
Lo cierto es que al cumplir las 4 sesiones de QT, fui al control con cierta felicidad, pero recibí la noticia que debería hacer 4 sesiones más, con nuevas drogas, previo estudio del corazón. Realmente me sentí pésimamente, demoré en procesar eso. Además el Dr. me informó que por dos meses aproximadamente él no estaría disponible, debía operarse del tobillo. Me insistió en que lo llame al celular para avisarle sobre los estudios, que estaría muy aburrido, pero me parecía descabellado molestar a alguien que estaría convaleciente, por lo tanto para los controles pedía turno con el oncólogo que estuviera con menos pacientes, así fue que conocí tres profesionales del instituto.

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